Malditos Humanos
¿Puedes imaginar el cuero de un animal muerto? ¿Puedes imaginarlo al sol?
Imagínalo. Imaginarás la pampa.
Raúl Fernández Olivi y Lihué Pumilla son artistas pampeanos, de la pampa amarilla. A ambos los une la interpretación de espiritualidades presentes en la inmensidad despoblada, incluso en los páramos donde el agua es utopía, y el aliento vital algo inconcebible.
Manipulando hierros y quemando maderas, la talla, el dibujo y la incisión, van excomulgando los elementos, descubriendo sacralidades veladas y poesías salvajes que vuelven a soñar la locura, el ostracismo y la mentira despiadada.
Más de una vez he visto a Raúl frente a un sobre dibujado, o incluso delante de extraños mapas antiguos. Más de una vez lo ví, perdido y oculto, encastrado a conceptos e ideas que, sospecho, las piensa como el arte verdadero.
Esas ideas, cuidadosamente cultivadas desde hace décadas, remiten al despojo, la aridez y la muerte, potenciando gramáticas visuales que transmiten las hondas vivencias de puesteros y habitantes del centro y oeste pampeano, donde es posible ver cueros al sol, ya endurecidos y vertebrados.
Tales metáforas sobre la muerte y el abismo, constituyen el contrapunto de otras imágenes, vinculadas a la vida. Los árboles reconstruídos con suavidad de alquimista, por ejemplo, introducen delicadas alteraciones en este plano existencial, con la intención –explícita e implícita- de trasmutar la materia y el espíritu, regenerando la vida.
Lihué Pumilla no desconoce la magia y los rituales que el mundo ranquel grabara irreversiblemente. El mago y su locura atmosférica, sólo aplacable si los planetas y las estrellas le obedecen, los conjuntos escultóricos donde priman situaciones de profundo diálogo entre los animales, y entre éstos y las plantas, o el grupo Malditos humanos, sugieren un mundo de reflexiones sencillas y aplastantes sobre nuestro maltrato al todo. Estas obras no olvidan la sabiduría de los antiguos brujos, chamanes y orantes, para quienes la naturaleza mantiene equilibrios que nosotros perdemos.
El universo de Lihué, con sus criaturas mutantes, bebe de sí mismo, de la pampa y de ideas universales tan profanas y deformes, como sagradas y sublimes.
Raúl Fernández Olivi y Lihué Pumilla son dos escultores; dos artistas que comprenden al mundo como tierra virgen y tierra violada. Los une la magia, el ritual y la muerte.