Rara felicidad la de los tiempos | Ariel Cusnir en El Cabildo de Buenos Aires
Fue con una cita del historiador romano Tácito que Mariano Moreno decidió encabezar La Gazeta de Buenos Ayres: “Rara felicidad la de los tiempos en los que pensar lo que se quiere y decir lo que se piensa está permitido”. Rara felicidad, por inusitada; raros los tiempos, por excepcionales; rara la apertura de un espacio donde confluyen el pensamiento y su expresión.
Esa rareza es el objeto y el método de Ariel Cusnir a la hora de incursionar en el hábitat del historiador. El rol de la prensa gráfica en torno a las Invasiones Inglesas y las luchas independentistas se convierten en un pretexto para pensar cómo se construyen los discursos y las imágenes del pasado.
Enrarecer no se trata aquí de contraponer otra historia. Significa, por el contrario, desordenar la cronología para proponer una concepción menos homogénea del tiempo, en el que coexistan objetos y sujetos de diversa índole. Los pequeños rastros materiales, los restos, los fragmentos, las variaciones y versiones capturan los intervalos entre el archivo y la narración, para devolver a la historia al flujo inestable y orgánico de lo imaginario.
El nacimiento de la prensa gráfica: querer, pensar, decir
A comienzos del siglo xix y alrededor de las gestas de la independencia, el Río de la Plata se convirtió en un reducto en el que pocos lectores cruzaban argumentos, proclamas, odas. Abogados, militares y clérigos se disputaban la dirección de las relaciones comerciales y de poder, el sentido de los acontecimientos en curso, las estrategias para movilizar a la población. El resultado de esa incipiente cultura de imprenteros fue la fundación de uno de nuestros mitos: la opinión pública.
Los tiempos raros: las Invasiones Inglesas
Las denominadas “Invasiones Inglesas” formaron parte de un momento bisagra de la historia rioplatense. El conflicto abierto y militarizado de la Reconquista y la Defensa, pero también la guerra de intermediarios, emisores, confidentes y conspiradores complejizaron los circuitos oficiales y extraoficiales de información. Se imbricaban las esferas pública y privada, se duplicaban las lenguas, se multiplicaban las versiones.
La felicidad de los tiempos: los encuentros
La escritura de la historia es solo una de las maneras de componer el mundo: jerarquiza, selecciona y excluye parte del universo de los existentes. ¿Cómo interpelar la historia de los historiadores a partir de una historicidad imaginada como flujo, como intermitencia? ¿Qué efectos y puntos de vista traen las formas de vida no humanas? ¿Cómo se articulan los pequeños objetos y sus presencias con las grandes acciones? Queda seguir escribiendo y leyendo en movimiento.
Bárbara Golubicki
La muestra se puede visitar hasta el 1 de mayo de 2022 en El Cabildo de Buenos Aires - Bolivar 65 - CABA
Reunión informal en la oficina de Manuel Belgrano entre este, Juan José Castelli y Manuel Lavardén. Los personajes están en plena lectura de la “Oda al Paraná”: Lavardén de pie leyendo y, sentados, Castelli y Belgrano escuchando.
El medio gráfico como condición de posibilidad de las Invasiones. Samuel Auchmuty escribe la primera proclama. Sentado, Aniceto Padilla (traductor, redactor del texto en español); de pie, el imprentero anónimo, Auchmuty (mirando por la ventana hacia el mar) y Whitelocke (mirando a la imprenta).
Síntesis que enrarece la tradición del retrato de Belgrano escolar proyectando sobre el rostro sus ideas pedagógicas, comunitarias y políticas referidas a sus posiciones sobre los pueblos originarios.