El signo que habito | Pablo Sinaí en MM Gallery

La muestra reúne un site specific y dos series de pinturas en las que el artista pone en cuestión la idea de progreso vinculada a la hiperconectividad.
El signo que habito
Una pregunta inactual: ¿Y si la pintura no ha dejado de responder a las necesidades artísticas contemporáneas? ¿Y si la pintura –repito, luego de las múltiples sentencias de muerte– renace en cada trazo, traza, marca, color, línea, incisión, sutura y huella? Me refiero a la primacía de la forma. Al carácter de la composición. Al oficio del artista ab-negado (nunca héroe). Porque se sabe desde hace por lo menos medio milenio, la pintura es –en todos los tiempos verbales– una cosa mental entramada en un cuerpo que la asiste y la resiste y un cuerpo entramado en una mente que la asiste y la resiste para con- formar una imagen. Y esto le cabe, especialmente, al pintor de la cueva de los sueños olvidados.
Otra pregunta, anacrónica esta vez: ¿Qué expresa una pintura?, o mejor aún, ¿cómo contar sin explicar?, ¿cómo narrar sin informar?, ¿cómo interpretar la luz de una paleta, el tono o el espectro de un matiz?, ¿cómo? Construyendo una hermenéutica (y una hermética) pictórica en donde las palabras no pierdan su tino ni su brío ni su ardor. Leamos juntos el discurso de un artista cuando lo desborda la conjetura. En este caso la imagen atestiguando su atávica impostura: paralelas que descubren su punto de fuga fuera del mundo (fuera del cuadro o fuera de cuadro), formas orgánicas o trayectos lineales regodeándose en la pura materialidad, el objeto lacanianamente perdido: un salto al vacío del espacio, al espacio vacío que se debe habitar.
Lo proclamaban nuestros célebres antepasados: la letra con sangre entra.
Habrá que apelar entonces a un bisturí. Habrá que contemplar cada pintura como un avieso cirujano y transitar la galería como filólogos prusianos hundidos en un diccionario bilingüe: leamos estas palabras igual que una pintura (estas palabras son una pintura y son un pre-texto). Letras dibujadas intentando tejer un sistema de signos condenado a la disolución.
Es así (voy a parafrasear, eufemismo conveniente para quienes se dedican al robo): pintar piensa. En un determinado punto nos volvemos incapaces de distinguir esos verbos sino solamente su orden. Pensar no pinta. Pintar piensa.
Pintar encuentra lo que aquel que pintó no podría pensar sin la pintura.
Manuel Quaranta
Octubre de 2021
Sobre MM Gallery
En plena pandemia, Romina y Luciana Massarino abrieron MM Gallery, un espacio de arte contemporáneo con sedes en Buenos Aires y en Berlín, que exhibe obras de artistas argentinos. Apenas un mes antes del confinamiento estricto, dejaron a punto la galería en Villa Crespo. Y ya en plena pandemia, Luciana se instaló en Berlín para seleccionar un espacio e impulsar desde allí el proyecto.
De grandes dimensiones, ambas sedes tienen una estética industrial y se encuentran fuera de espacios tradicionales para galerías: la de Buenos Aires ocupa uno de los pisos de un edificio donde funcionan talleres textiles; la de Berlín, un gran subsuelo.
MM Gallery impulsará un proyecto de criptoarte que funcionará en paralelo con la galería presencial. En ambas sedes exponen los artistas argentinos que integran el staff, y, además, hay exhibiciones de artistas invitados.
El artista Pablo Sinaí pertenece al staff de la galería. A partir de mapas de líneas de subtes de grandes ciudades como Viena, París, Barcelona, Tokio y Nueva York, y de la señalética urbana de diferentes sitios, crea abstracciones geométricas que integran la serie Vestigios. “Son rastros, huellas y mapas arqueológicos de posibles trayectos que nosotros mismos configuramos”, señala el artista. De estos mapas de las redes subterráneas –entramados complejos que marcan el pulso acelerado de megalópolis–, Sinaí crea síntesis abstractas geométricas, silenciosas y atemporales.
Inaugura el miércoles 1 de diciembre de 2021 a las 19h en MM Gallery ( Rocamora 4550 piso 2 B, CABA)
Hasta el 25 de febrero de 2022



